LAV Magazin 2022

El contacto entre América Latina, el Caribe y Europa se remonta, en sus registros históricos, a la primera ola de expansión de sus economías a nivel global, producto del temprano proceso de formación de mercados internacionales en la era moderna, de los usos militares de las tecnologías ancestrales europeas y de varias otras civilizaciones, y de los propósitos coloniales de los estados nacionales en construcción en los siglos XV y XVI. Desde ese entonces la relación entre ambas regiones, que ha atravesado varios episodios a lo largo del tiempo, definió todos los procesos económicos y políticos de sus sociedades. Europa no puede comprenderse en la Modernidad sin América Latina y el Caribe, y tampoco la región del hemisferio Occidental. Los vínculos que el sistema colonial estableció primero, y luego la división internacional del trabajo, así como las sucesivas olas de globalización crearon realidades sociales y culturales que articulan a las dos regiones en las agendas económicas y políticas. Los antecedentes contemporáneos del momento actual pueden encontrarse en las décadas de los años Ochenta y Noventa del siglo XX, cuando varios países de lo que sería la Unión Europea se involucran, en forma importante, en los procesos de negociación de la Paz para solucionar las guerras civiles centro americanas y en la promoción de la democracia, luego de que la región estuviera gobernada por dictaduras desde los años 70 del siglo XX. Los avances tecnológicos y la reconstitución del orden internacional después de la Guerra Fría ampliaron los contactos entre Europa y América Latina en el terreno del comercio, y esta realidad se expresó políticamente en los intensos contactos que los jefes(as) de Estado de las dos regiones sostuvieron en la primera década del siglo XXI. La Fundación EULAC, que es un organismo internacional, intergubernamental, dedicado a la promoción de las relaciones europeas latinoamericanas y del Caribe se constituye como resultado de esos contactos y de la multiplicación de temas en las agendas comunes, las declaraciones. Fue una resolución de las Cumbres de Jefes(as) de Estado que promovieron esos encuentros. Este organismo se establece en Alemania, concretamente en la ciudad de Hamburgo, en un gesto que expresa la importancia del vínculo del conjunto de Europa con sus contrapartes trasatlánticas. Hamburgo ha tenido históricamente una relación importante con América Latina y el Caribe. Aún antes de la constitución del estado alemán en el siglo XIX, la ciudad y sus gobiernos construyeron una compleja red de relaciones comerciales que hicieron del Puerto un punto de entrada de las exportaciones latinoamericanas. La capacidad histórica de articulación de intereses internacionales que tiene la ciudad se remonta a la Edad Media y a la Liga Hanseática, organización gremial que agrupó a los puertos europeos de los mares Báltico y del Norte, y se ha proyectado a lo largo del tiempo, con fuerza propia mucho más allá de sus fronteras. La ciudad Estado de Hamburgo fue de las primeras entidades gubernamentales europeas que reconoció la independencia de las nacientes repúblicas latinoamericanas, y desde ese entonces ha sido uno de los principales nodos de intercambio con la región. Esta relación estructural, sustentada en agendas positivas e intercambios productivos, persiste a lo largo del tiempo. Por ello, es importante advertir desde Hamburgo a las sociedades de las dos regiones la necesidad de promover las expectativas sobre una próxima Cumbre de Jefes(as) de Estado de Europa, América Latina y el Caribe, posibilidad en estos momentos en discusión para eventualmente materializarse en el año 2023. A partir de 1999 se han celebrado 8 cumbres de jefes de Estado entre las dos regiones, las dos últimas en el marco de las relaciones entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y el Caribe (CELAC) y la Unión Europea; sin embargo, desde el año 2015 estas autoridades, por diversos motivos, no han vuelto a encontrarse. Una de las explicaciones probablemente tiene que ver con la intensidad del impacto del decrecimiento de las exportaciones de bienes primarios y la proliferación de temas políticos internos o en la periferia de las dos regiones. Una nueva Cumbre es un hecho positivo. Permitirá actualizar las agendas, será un espacio de encuentro de empresarios, organizaciones de la sociedad civil, científicos y educadores, y es necesaria más allá de las visiones diversas de la política, para institucionalizar la relación bi regional y procesar los intereses de las partes, en momentos en que el Orden Internacional se encuentra en un período dinámico de profunda transformación. Adrián Bonilla Director, Fundación EU-LAC Europa, América Latina y el Caribe ante la expectativa de una cumbre de Jefes(as) de Estado 2023 50 The European Union – Latin America and Caribbean Foundation – EU-LAC

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